Los submarinos en la Primera Guerra Mundial
El conflicto bélico en el que se verá envuelto el mundo entre 1914 y 1918 era la culminación de una escalada de tensiones, una carrera armamentística y una compleja red de alianzas que se había ido tejiendo en Europa desde el siglo XIX; cuando la chispa estalle en Sarajevo en 1914 las alianzas entrarán en funcionamiento y el conflicto que se inició en Europa rápidamente se extenderá por todo el planeta gracias a los inmensos imperios coloniales de las potencias beligerantes.
Dentro de esta carrera armamentística, un sector muy importante será el naval, donde Alemania se embarcará en un costoso proyecto para crear una armada que pudiera rivalizar con la inglesa. El papel de la armada en la I Guerra Mundial no será reducido, puesto que tendrá numerosas actuaciones, como la guerra submarina, pero al final no tendrá ese papel clave que todas las potencias esperaban, especialmente ingleses y alemanes; estos últimos durante los años previos al conflicto construyeron una importante armada que pudiese rivalizar con la inglesa.
Alemania será una de las potencias beligerantes que más aprovechará el potencial de su armada, un buen ejemplo es la guerra submarina que llevará a cabo y con la que intentará hacer capitular a los ingleses; los aliados tampoco se quedaran cortos, un ejemplo podría ser su plan inicial para rendir los estrechos otomanos, donde eran sus barcos los que tenían que abrirse paso por los angostos estrechos hasta la capital otomana.
La I Guerra Mundial se decidió en los frentes terrestres, las grandes batallas navales como la Jutlandia no alteraron mucho el curso de la guerra, no obstante la entrada de Estados Unidos, y por tanto el inicio del fin de la I Guerra Mundial, tiene una relación directa con la guerra submarina (como se explicará más adelante), y por tanto con la guerra naval.
Mapa de la batalla de Jutlandia (1916). Fuente: Wikipedia.
BELIGERANTES
La I Guerra Mundial supuso una ruptura con la época anterior, no solo por la alteración que sufrió el mapa europeo, sino por el cambio que significó en la forma de hacer y entender la guerra, las nuevas armas y tecnologías que tendrán los contendientes para esta guerra abrirán nuevos caminos, sirviendo por tanto esta guerra como banco de pruebas para posteriores enfrentamientos, como por ejemplo la II Guerra Mundial.
Los submarinos, la gran innovación en la marina.
Cuando se inició la Primera Guerra Mundial ninguna de las potencias beligerantes pareció darle mucha importancia a los submarinos, una nueva arma que aún no había sido probada. Los primeros usos que se le dio al submarino (defensa costera, exploración, y en menor medida para el ataque (De la Sierra, 2006, 88), esto se debía a que era muy sigiloso y podía atacar casi sin ser detectado (Quero, 2009, 613), no tenían en cuenta el potencial que estos tenían; no obstante conforme avance la guerra el submarino pasará a ser una de las principales armas de las marinas, y que algunas potencias, como la alemana, utilizarán para atacar el tráfico comercial, causando enormes pérdidas a sus enemigos. (De la Sierra, 2006, 88). No todos los submarinos tuvieron un fin bélico; Alemania en el año 1915 proyectó un submarino con una gran capacidad de carga y autonomía y carente de armamento, esto se hizo con el fin de eludir el bloqueo inglés y poder comerciar. (Parramón, Palou, Figueras, Villacampa, García, Busquets, 1995, 1387)
De estos submarinos comerciales destaca el Deustschland, que botado en 1916, realizó algunos viajes comerciales a los Estados Unidos. Un gemelo del Deustschland, el Bremen desapareció en extrañas circunstancias. A finales de 1916, se encargaron más submarinos de este estilo, no obstante las necesidades de la guerra obligaron a dotar de armas a estos submarinos. En 1917 Estados Unidos entra en la guerra del lado aliado, terminando así con los contactos comerciales con Alemania. (Parramon, et al, 1995, 1387-1388).
Sumergible Deustschland. Fuente: Wikipedia.
En lo referente a los submarinos militares, la dotación de estos era muy desigual entre los diferentes países beligerantes, tanto en número como en calidad de los mismos; en 1914 la potencia con mayor número de submarinos era Gran Bretaña, con 54( de los cuales solo 17 podían navegar en alta mar, el resto eran costeros) submarinos en activo y 21 en construcción, a estas cifras hay sumar diez más que se construyeron en los primeros compases de la guerra, Francia disponía de 35, Rusia de 15, Italia de 11 y Japón y Austria tenían 4 cada uno, pero si una potencia destaca en el tema de los submarinos es Alemania, que contaba con 28 submarinos en activo y 24 estaban en construcción, aunque en cifras Alemania no era el país con más submarinos si era él que mejor los tenia, 24 de sus submarinos eran capaces de navegar en alta mar, 14 de esos submarinos eran propulsados por petróleo y los demás por diésel ( desde el modelo U-19), a esto hay que sumar la estación telegráfica con que contaban los submarinos alemanes, elemento del que carecían los submarinos de otras potencias como los ingleses. (De la Sierra, 2006, 88-89).
Al comienzo de la guerra ninguna potencia tenía claro cómo utilizar los submarinos en la contienda, ya que se trataba de un arma muy novedosa; sus principales características eran el sigilo con que se movía, por lo que podía atacar a su enemigo casi sin ser detectado, pudiendo así situarse en una posición de ataque optima, la gran potencia de fuego que tenía y que se la proporcionaban sus poderosos torpedos. El submarino será usado para la exploración, ataques sorpresa y especialmente para atacar las rutas comerciales. (Quero, 2009, 162).
Un buen ejemplo de la importancia que tuvieron los submarinos, especialmente para Alemania, la podemos ver en la evolución que sufrieron estos buques a lo largo de la guerra. En los submarinos alemanes, anteriores al modelo U-19, eran buques de unas 400 toneladas de desplazamiento, cuatro tubos para lanzar torpedos, una autonomía de 3.400 millas emergidos, en principio no se podían sumergir más de 15 metros, no obstante más adelante se demostrará que podían bajar a más de 70 metros, estos modelos solo llevaban seis torpedos. A partir del U-19 y hasta el modelo U-40 las prestaciones se incrementaran con respecto a los modelos anteriores, ya que ahora tenían unas 650 toneladas de desplazamiento, se movían a una velocidad media de 12 nudos y contaban con 9 torpedos. (De la Sierra, 2006, 88-89). Alemania incrementará su producción de submarinos a lo largo de la guerra, en 1914 construirá 11, en 1915 52, en 1916 superara la centena con 108 submarinos, siendo este el año de mayor producción, 88 en 1917 y 84 en 1918(ese mismo año se construirán 226 submarinos poco antes de firma del armisticio, aunque serán desmantelados en sus mismos astilleros), no obstante la fabricación de submarinos no será un elemento prioritario para el káiser hasta 1918. (De la Sierra, 2006, 161). En lo referente a la dotación humana, los alemanes destinaron 13.000 hombres a servir en los submarinos, de los cuales murieron 5.087. (De la Sierra, 2006, 90).
El SM U-20 (2º por la izq. abajo). Kiel 1914. Fuente: Wikipedia.
Los submarinos militares no solo podían causar daños con los torpedos, sino que también había submarinos minadores, los alemanes dispondrán de su primer submarino minador, el UB-11, en marzo de 1915, que con unas 127 toneladas estando en superficie podía cargar con hasta 6 minas, estos submarinos pronto aumentaron su peso alcanzando las 168 toneladas. La Royal Navy (la marina británica) no tendrá submarinos minadores hasta junio de 1916. (De la Sierra, 2006, 162).
La guerra submarina.
En septiembre de 1914 el submarino alemán U-9 conseguirá pillar por sorpresa y hundir tres cruceros acorazados, el Cressy, el Aboukir y el Hogue; este acontecimiento tendrá importantes consecuencias estratégicas, pues aliviará la presencia inglesa en el mar del Norte y también hará creer a los alemanes que los submarinos (y las minas) era la forma de lograr el equilibrio entre las armadas inglesa y alemana, aunque esto nunca se llegó a conseguir; a esto hay que añadir el nuevo protocolo de actuación inglesa en los barcos, ya que sus barcos debían navegar en zigzag, acompañados por destructores y la orden de no rescatar a los náufragos de barcos torpedeados, de eso se encargarían los destructores o los patrulleros. (De la Sierra, 2006, 92-96).
“Victorias del U-9” – tarjeta postal contemporánea que muestra el hundimiento del Aboukir y del Hogue
con la foto de Weddigen en el borde. Fuente: Wikipedia.
Al mes de estos acontecimientos, los submarinos alemanes U-9 y U-17 avistaron otros tres buques ingleses en la zona entre las islas Orcadas, las Sherland y Noruega. Los alemanes consiguieron hundir uno de los barcos, mientras que los otros huyeron, el U-17 fue el encargado de darles caza, pero no lo consiguió, no obstante en su persecución se topó con un barco mercante inglés, el Glitra. Este barco fue abordado y tras evacuar a la tripulación se hundió, siendo el Glitra el primer barco mercante (con un peso superior a 100 toneladas) hundido en la guerra. Es importante resaltar que en esos momentos los submarinos alemanes no tenían órdenes de hundir barcos mercantes, solo los grandes barcos, no obstante al Alto Mando alemán le gustó la iniciativa y vio las grandes ventajas que podía obtener si comenzaba a hundir los barcos mercantes aliados o de países neutrales que comerciasen con los aliados, por lo que equipará a sus submarinos con cañones de 37 mm, cartuchos de dinamita1 y se les dotó de un protocolo de actuación frente a los barcos mercantes. (De la Sierra, 2006, 96-98).
El U-9 listo para comenzar una patrulla. Fuente: Wikipedia.
El U-17 junto al U-12 y al U-21. Fuentes: http://ktb.ubootwaffe.net
Con esto los alemanes esperaban compensar el bloqueo comercial que los ingleses les habían impuesto y que podía suponer la derrota alemana en la guerra por falta de recursos. Los submarinos permitían a los alemanes superar el bloqueo y realizar ataques sorpresa que con una flota tradicional les hubiera sido imposible realizar. La réplica aliada a esta medida no se hará esperar e iniciarán una campaña publicitaria de desprestigio contra esta medida; a esto se suma la medida inglesa de que sus barcos comerciales navegasen bajo un pabellón falso2, es decir el de un país neutral, llegando incluso a camuflar a sus barcos de guerra como barcos mercantes con el fin de sorprender y hundir a los submarinos alemanes3, esta reacción aliada se debía a que algunos de sus miembros, Francia por ejemplo, corrían el mismo riesgo que Alemania tenía con el bloqueo inglés, es decir, quedar desabastecidas. (De la Sierra, 2006, 98-99).
A comienzos de 1915 el Alto Mando alemán aprobó una primera guerra submarina sin restricciones, no obstante esta será breve ya que se tenía el miedo de que Estados Unidos interviniese en el conflicto del bando aliado, este miedo se acrecentó tras el incidente del Lusitania en mayo de 1915, al mes siguiente los alemanes limitarán su guerra submarina, que no volverá a ser total hasta 1917. (De la Sierra, 2006, 100-105).
La guerra submarina sin restricciones.
Tras el hundimiento del Lusitania4, los Estados Unidos presionaron a Alemania para que limitase su guerra submarina, amenazando con entrar en la contienda del bando aliado, lo cual desestabilizaría la guerra y supondría la derrota para Alemania y sus aliados. Por lo que como se ha mencionado anteriormente Alemania limitará su campaña submarina. (Treviño, 2014, 306).
Postal del submarino U-20 atacando al RMS Lusitania. Fuentes: Wikipedia.
En 1916 la guerra submarina no desapareció, pero su actividad disminuyó considerablemente, a pesar de que ese año se botaron más de 100 submarinos, a esto hay que añadir que los aliados en estas fechas todavía no tenían una forma de respuesta clara a los ataques submarinos alemanes, por lo que el haber continuado con la guerra submarina podría desgastar enormemente a los aliados o incluso hacerles capitular. (De la Sierra, 2006, 299).
La situación de Alemania en los años centrales de la guerra empeoraba, faltaban víveres y materias primas, lo que hacía de la economía el punto débil de Alemania, ya que en el aspecto militar llevaba la delantera. La situación económica hará que algunos altos cargos alemanes contrarios a la guerra submarina sin restricciones cambien su postura; cerrar las vías de abastecimiento de Inglaterra podía ser la clave de la victoria, por otra parte el temor a la entrada de los americanos en la guerra se mitigaba ante las previsiones de la insuficiencia de barcos para que los norteamericanos desembarcasen con un número significativo de tropas en Europa. Esta situación hará que Alemania inicie el 1 de febrero de 1917 la guerra submarina sin restricciones. (De la Sierra, 2006, 298-302).
El CSS H. L. Hunley, fue el primer submarino que hundió una nave enemiga durante el combate. Fuentes: Wikipedia.
La guerra submarina sin restricciones afectaría en principio a las costas de Italia, Inglaterra, Francia y gran parte del Mediterráneo, y más tarde se añadió la zona de las Azores. Los alemanes comenzarán a hundir barcos aliados de forma sistemática alcanzando el máximo mensual en abril de 1917 con 860.000 toneladas hundidas. Esta situación dejará a Inglaterra en una difícil posición, sus barcos se veían hostigados por los submarinos, a lo que hay que sumar el aumento de las distancias que sus barcos tenían que recorrer a causa de navegar en zigzag, no obstante a partir de enero de 1917 las medidas de seguridad británicas, como las navegación en convoy, harán que con el tiempo disminuya el número de toneladas hundidas por los alemanes. (Treviño, 2014, 308-310).
A pesar de ello, en abril de 1917, la situación inglesa era muy peligrosa, la guerra submarina había dejado muy tocado al país, y en esas condiciones era cuestión de tiempo que se rindiera, por lo que los Estados Unidos decidieron participar en la contienda del bando aliado, esta entrada se justificó en el hundimiento barcos mercantes estadounidenses. En un principio esta situación no preocupó a los Imperios Centrales, ya que pensaron que en el tiempo en que los Estados Unidos tardasen en prepararse para la guerra, los ingleses se habrían rendido. (De la Sierra, 2006,303).
En 1918 la guerra submarina dejó de ser tan eficaz como en el pasado, a las medidas de seguridad, como la navegación en convoy, hay que sumarle ahora las técnicas ofensivas, como las cargas antisubmarinas lanzadas desde superficie o los hidrófonos, que daban la posibilidad de perseguir a los submarinos alemanes, y la entrada de los Estados Unidos fomentará el minado de algunas zonas, como el canal de la Mancha. Estas medidas no solo disminuirán los barcos hundidos por los alemanes, sino que también harán aumentar el número de submarinos perdidos por los germanos. La situación se complicará en marzo de 1918, cuando los aliados pongan más barcos en funcionamiento que los que hundían los alemanes, ese mismo año, la caída de los puertos austriacos de Cattaro y Pola en el Mediterráneo obligará a la retirada de los submarinos en ese mar. (Treviño, 2014, 310).
Vista del HMS Britannia tras haber sido torpedeado el 9 de noviembre de 1918. Fuente: Wikipedia.
375 submarinos participarán en la contienda, de ellos 202 se hundieron, a su vez los submarino hundieron 11.000.000 de toneladas. Con la firma de la paz, los submarinos alemanes que sobrevivieron a la guerra fueron repartidos entre los vencedores. (Treviño, 2014, 311-312).
Los submarinos de la Entente tuvieron una escasa participación, ya que a diferencia del tráfico mercantil que los Imperio Centrales podían atacar, los aliados habían cercenado el tráfico mercantil enemigo en el comienzo de la guerra, no obstante los submarinos ingleses tuvieron su oportunidad en los enfrentamientos con los otomanos por el control del estrecho de Dardanelos. (Treviño, 2014, 313).
Conclusiones.
A pesar de la ausencia de una batalla naval que pudiera cambiar el destino de la guerra (la batalla de Jutlandia casi no tuvo repercusiones en el devenir de la contienda), sí que hubo operaciones navales de envergadura, aunque al final muchas de ellas fracasasen, como puede ser la guerra submarina alemana, que al final no logro hacer capitular a Gran Bretaña Por otro lado aunque la guerra se decidió principalmente en los frentes terrestres, el ámbito naval pudo haber sido el elemento definitorio, puesto que de haberse llevado a cabo la guerra submarina sin restricciones durante toda la contienda, es posible que los ingleses no hubiesen aguantado y se vieran obligados a capitular.
La participación de los Estados Unidos en la guerra fue clave en la victoria aliada, pero esta importancia no la tiene desde que entra en la guerra en 1917, sino mucho antes, ya que uno de los motivos de limitar la guerra submarina alemana era el miedo de los germanos a que los americanos entraran en la guerra, por lo que ya antes de entrar oficialmente en la guerra los Estados Unidos ya estaban ayudando a los aliados, ya que sin ese temor, los alemanes habrían llevado a cabo su guerra submarina sin restricciones, lo que habría cambiado sin duda el curso de la guerra.
Los Imperios Centrales se encontraban en malas posiciones geográficas, por lo menos desde el punto de vista naval, salvo el Imperio Otomano, ya que tanto a Alemania como al Imperio Austro-Húngaro era muy fácil bloquearles, como así hicieron los aliados, esta situación sin duda jugó en contra de este bloque; no obstante los Imperios Centrales encontraron formas de eludir este bloqueo, especialmente con los submarinos. Por ello Alemania explotará las ventajas que le brindaban los submarinos, lo que se puede ver en la creación de los submarinos comerciales, que le permitían comerciar con terceros países ajenos al conflicto y eludir el bloqueo aliado.
Bibliografía.
1.- De la Sierra, Luis (2006), El mar en la Gran Guerra 1914-1918, Barcelona, Editorial Juventud.
2.- Parramón, José María, Polou, Gabriel, Figueres, Manuel, Villacampa, Vicente, García Mario, Busquets, Camil (1995), Navíos y Veleros. Historia, modelos y técnicas, Volumen 5, Planeta-Agostini, Barcelona.
3.- Quero Rodiles, Felipe (2009), Historia Militar de la Primera Guerra Mundial. De la Caballería al carro de combate, España, Sílex.
4.- Rodríguez- Villasante y Prieto, José Luis (2014), La Gran Guerra en el mar y las violaciones del derecho de la guerra marítima, Revista General de Marina, 327-340, (333-334).
5.- Treviño Ruiz, José María, (2014), La guerra naval submarina, 1914-1918, Revista General de Marina, 299-313.
Por Manuel Blanco González-Llanos. Graduado en Historia.
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