Varada del buque Bonanza Express

Editorial, Pág. 3
Varada del buque Bonanza Express, Pág. 4
Erupción en El Hierro, Pág. 12
Curiosidades Históricas 30, Pág. 15
Don Benjamín Castañeyra Schamann, Primer Práctico
de número de Puerto del Rosario, Pág. 23
Editorial revista “Recalada”-
La página de Juan Embarcadizo,
el amigo al Capt. Garay), Pág. 30
El Canal de Suez, Pág. 32
Popa a la mar
Tiempo electoral.
Nuestros políticos, se acercarán a los mercados, levantarán en brazos a los niños y les sonreirán, aprenderán por si alguien les pregunta, cuando vale una barra de pan y un billete de autobús, con lo que tratarán de demostrar cercanía a los ciudadanos.
El programa electoral se difundirá a través de mensajes, cortos, rápidos, contundentes, tratando de dar respuesta a las necesidades e inquietudes de los ciudadanos tanto de la base electoral del partido político de que se trate como del mayor número de ciudadanos indecisos que puedan sumarse al proyecto.
Se discutirá durante días y semanas la necesidad de uno o varios debates televisivos, se analizarán los pros y los contras, se instruirá a los candidatos sobre la forma de comunicar (la verbal y la no verbal), sobre sus gestos, ropa y el color de su corbata o vestido. Se recordará aquel primer debate que vio el 60% de la población americana, hace ya cincuenta años, protagonizado por Richard Nixon y John Fitgerald Kennedy. Nixon apareció pálido (recién recuperado de una enfermedad) y se negó a maquillarse. J.F. Kennedy aceptó las reglas de la televisión, con carácter ganador miraba a la cámara, queriendo comunicar su mensaje directamente a los espectadores en tanto Nixon dirigía su mirada al periodista que le preguntaba. Al terminar el debate gran parte de la audiencia dio a Kennedy como ganador. Sin embargo, quienes lo escuchaban por la radio se inclinaron por Nixon. Al término de los debates, las cosas quedaron empatadas. Con el paso del tiempo se puede decir que los debates sirven, a lo sumo, para perder.
Entre tanto los grupos de presión afilarán sus armas para hacer llegar a los partidos políticos sus reivindicaciones. Con total descaro, algunos, que no crean riqueza ni empleo España y que ni tan siquiera tributan en nuestras tierras aprovecharán para pedir más, creando más incertidumbre aún en las tormentosas aguas que esperan tras el 20 de noviembre.
La crisis económica, tan incomprensible y tan presente en nuestras vidas en los últimos tiempos, parece que seguirá con nosotros un tiempo más. Verdaderos iconos del capitalismo, considerados inexpugnables, se están tambaleando o derrumbando, países enteros, en la vanguardia del desarrollo humano, están amenazados de suspensión de pagos.
Sectores y mercados tradicionales están sufriendo una profunda recesión que está afectando dramáticamente a la actividad económica y al empleo. La vieja Europa, tan fuerte, tan aparentemente fuerte; se está enfrentando, a una crisis existencialista, sin parangón.
Se trata de elegir un proyecto más económico y social que político que ofrezca confianza y compromiso para afrontar a muy corto plazo los efectos más drásticos de la crisis económica, el mantenimiento de los puestos de trabajo y la recuperación económica.
Ponerse a la capa es una expresión náutica que, con la tripulación alistada, encierra distintas formas de sortear un temporal, entre ellas está la de poner proa a la mar, abierta convenientemente por la amura, ajustando la velocidad navegaremos hasta que pase. Es una navegación incomoda, segura y lenta, cuya solución reside en el propio temporal. Otra forma sería la de poner popa a la mar; perderemos algo de gobierno con los embates de las olas, habrá que estar atento a las máquinas, que no fallen, a que los golpes de mar no afecten a los equipos de propulsión y gobierno, se reducirá la altura metacéntrica y se acentuarán los balances pero poco a poco, con los pequeños ajustes que sean necesarios iremos saliendo.
No será la primera crisis pero si, esperamos que sea la última, los ciudadanos, siendo ajenos a lo que ocurre, se merecen el máximo de los esfuerzos de nuestros representantes para recuperar su vida, su confianza y estabilidad.
Así pues, nos inclinamos por poner popa a la mar, a la máxima velocidad, hay que salir de este temporal cuanto antes, con animo, confianza y contando con el esfuerzo y apoyo de la tripulación interna y externa lista para echar una mano. ¿Queda otra?
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